noviembre 17, 2006

El Laberinto.

Me desvanezco como espuma tras una ola, intentando decidir si me resigno a creer en tus mentiras o insisto en desconfiar de tus excusas. // Me transmuto de una sirena a un fauno furioso, en el instante que transcurre entre que tu boca se abre y se cierran mis ojos. // Te odio subrayadamente.

Me ahogo como se ahogan mis pechos detrás del corsé, en un recuerdo impropio empapado de la apasionada furia que cargan mis venas. // Y suplico a todos los santos que no se te olvide venir. Como anoche. Como siempre. // Te quiero infinitamente.

Despierto y veo entre las sombras a la nada en la que siempre estuviste presente, contándome historias del más inhumano terror. // Y me hace desfallecer el sueño y el hambre y el olor. Y el miedo. // Me muero tan rápidamente…

3 comentarios:

  1. Olga, Alfredo, gracias por poner el link de Replicante en su sitio...

    ResponderBorrar
  2. Olga,

    hermosos escritos, una pluma bella, me han gustado mucho

    un beso

    Fredo,

    igualmente, gracias por los enlaces, un saludo sr.

    ResponderBorrar
  3. El poema me parece repleto de lugares comunes, desde el título.

    ResponderBorrar