diciembre 05, 2006

El Circo.

Cuando uno se equilibra constantemente entre la cuerda de lo cuerdo y la de la locura, enloquece.
Y yo doy saltos de un trapecio a otro con un semblante inexpresivo, del que no se adivina el pensamiento.

Diurna es la tragedia y nocturna la rutina que se ha apoderado de mi, en los meses que siguieron al gran cierre.
Tal vez, solamente si me dejaras descansar, terminaría con el espectáculo.

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