enero 02, 2007

Carta a un amante.

Recordando una vieja carta, que esta llena de sentimientos que nunca pasan de moda...


Carta a un amante.
(Olga Rosenberg)


Lo nuestro es una pasión suspendida en el aire, sin nada, sin fuerza primaria, no es más que una aventura que no vino de ningún lado y a ningún lado se irá. Porque no apostó nada, ni se enraizó en tu corazón como en el mío... mas mi corazón y yo no tenemos nada que ofrecerte.

Mi naturaleza me exige entregar la sangre cuando el alma esta en éxtasis, pero si la aventura fue eso desde el principio y así será el final, el éxtasis duele.

De mi primera necesidad de hoy (de ti) no hay más que películas nocturnas, sueños e hilos muy finos, muy débiles, casi invisibles que nos unen del pecho y la cadera; de las manos y la frente nunca nos unió nada.

Como siempre es el tiempo el que traiciona y el espacio que se equivoco al acomodarnos. Contra eso ¿quien lucha?
Nadie. Nos da miedo o pereza, incomodidad.

Suelo dejar las historias sin final para no hacer bien ni mal a nadie, dejo que el universo si es que se enteró, decida; pero hoy me niego a lo inevitable. Quiero dejar esperanza, luz, fuerza de algún lado. Quiero prevenir la traición de la vida y amarrarte esos hilos al cuello y a los pensamientos viejos mas no olvidados.

Pero se que por más que reclame y por más que te hable desde el corazón (siempre rojo) y por más que te cante cada canción que habla de ti; aunque patalee y llore y grite en silencio... por más que te diga que te quiero con le alma las cosas no cambiarán.

Solo quiero que te enteres con cada una de estas letras que te quiero, como a nadie, como nunca. Porque me devuelves el fuego de mi cintura y fertilizas en mi el sentimiento ridículo de emoción al verte. Porque haces un placer lleno de pureza el pecado de hacer el amor.
Todo eso, pero por instantes, por segundos perdidos que cuestan muy caros y casi no se consiguen. Como droga.

Mi piel al saber de ti se eriza, mis pulmones se comprimen, mi vientre se asusta de ceder porque lo desarmas. Y mis labios... mis labios te besan incluso si no estas aquí. En mi éxtasis, casi siempre ficticio.

Hablo en serio. Te quiero como jamás quise a nadie, con una extraña sensación del alma desgarrada, pero mas completa que nunca.

No me atrevo a decirte que te amo porque no quiero amarte, no quiero llorar lo que desde el inicio estaba destinado a padecerse...

1 comentario:

  1. Ah, pero muy bueno, Olguita. Escribes muy bien, me gusta mucho cómo lo haces.

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