noviembre 28, 2008

¿Cuantas horas vale tu vida?
¿Cuantos besos envenenados, cuanta angustia?
¿Cuanto éxtasis, cuanta lujuria por paz?

noviembre 26, 2008

Geografías

Todas las extensiones de ti son casi divinas.
Tu piel, tan blanca que a veces susurra las venas, combina con la suavidad de las sábanas de tu cama.
Amo tu dedo índice que todo acaricia y la delicada piel de tu muñeca, tu punto mas débil.
El lunar de tu antebrazo seguro podría contar mas de una historia que endulzaría con el olor de tu hombro izquierdo a manzana y sol.
Estoy enamorada del principio de tus senos, que si los miras bien te platican qué hay debajo del sostén. En ese meridiano cero que divide a tus dos valles es donde se puede empezar a acariciar tu corazón.
Una curva despistada me ilumina el camino hacia tu piel mas suave y tu cuerpo, poco a poco, despierta.
Bajo por todo el jardín que eres tú agarrada del costado de tu cintura y descubro a tu ombligo sonriente dedicarme un beso. Tengo miedo de bajar y prefiero dirigirme a tus caderas que al tocarlas, gritan llamando las manos de tu amante que ya no te toca.
Y tus piernas se abren un poco, instintivamente.
En tus muslos advierto la tensión que se ha creado así que decido volver a tu vientre sin preguntarte nada. Lo acaricio con la seda de tu pijama y la respiración empieza a agitarse.
Despacio voy a donde ya me esperas, busco el sendero para explorarte eternamente y tu de dejas hacer, complacida, y me ayudas a desnudarte.
Mi mano curiosa abre las puertas de tu isla para encontrarla más cálida que el sol.
Y decido ahogarme en besos a ese mar que con cada caricia de mi boca va aumentando su marea.
Todas las arenas que conforman tu desierto empiezan a agitarse y yo, rebasada por la lujuria te exploro con los dedos y con mi lengua te acaricio mientras te escucho pedirme que no abandone tu delirio... y siento a tus piernas apretarse, a tu cintura elevarse y a tu cuello exitarse.
El temperatura aumenta en tu amazonas, la bruma es casi insoportable y cuando mi barco comenzaba a ser tragado por las aguas de tu mar, otra boca sedienta quiere alimentarse de tus senos, llevándote al umbral de una muerte extasiada.
Entre esas dos bocas encontramos un tesoro que comemos devotamente, mientras te sentimos arder... arder...
El agua de tus lagos se evapora por completo con el calor de nuestro fuego y hasta lloras de placer.
Te acariciaría toda otra vez, si en tus playas quisiera amanecer de nuevo.

noviembre 17, 2008

En este

tuyo,

nuevo,

amanecer,

en el que miras por la ventana y descubres un mar maravilloso, enmarcado con sol y con muelles, gaviotas y faros.

En esta

cálida,

serena,

tarde,

en la que te acuestas en la arena y juegas a cantar con el viento y a reir con las sombras de sal, te cuento

Que aunque ya no son mis olas las que acarician tus orillas,
ellas siempre extrañaran
tu playa...

Mucho Más Grave (Mario Benedetti)

Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo
y eso en verdad no es nada extraordinario
vos lo sabes tan objetivamente como yo.
Sin embargo hay algo que quisiera aclararte,
cuando digo todas las parcelas,
no me refiero solo a esto de ahora,
a esto de esperarte y aleluya encontrarte,
y carajo perderte,
y volverte a encontrar,
y ojalá nada mas.
No me refiero a que de pronto digas, voy a llorar
y yo con un discreto nudo en la garganta, bueno llora.
Y que un lindo aguacero invisible nos ampare
y quizás por eso salga enseguida el sol.
Ni me refiero a solo a que día tras día,
aumente el stock de nuestras pequeñas y decisivas complicidades,
o que yo pueda creerme que puedo convertir mis reveses en victorias,
o me hagas el tierno regalo de tu más reciente desesperación.

No.
La cosa es muchisimo mas grave.
Cuando digo todas las parcelas
quiero decir que además de ese dulce cataclismo,
también estas reescribiendo mi infancia,
esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes
y los solemnes adultos las celebran,
y vos en cambio sabes que eso no sirve.
Quiero decir que estas rearmando mi adolescencia,
ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos,
y vos sabes en cambio extraer de ese páramo,
mi germen de alegría y regarlo mirándolo.
Quiero decir que estas sacudiendo mi juventud,
ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos,
esa sombra que nadie arrimo a su sombra,
y vos en cambio sabes estremecerla
hasta que empiecen a caer las hojas secas,
y quede la armazón de mi verdad sin proezas.
Quiero decir que estas abrazando mi madurez
esta mezcla de estupor y experiencia,
este extraño confín de angustia y nieve,
esta bujía que ilumina la muerte,
este precipicio de la pobre vida.
Como ves es más grave,
Muchisimo más grave,
Porque con estas o con otras palabras,
quiero decir que no sos tan solo,
la querida muchacha que sos,
sino también las espléndidas o cautelosas mujeres
que quise o quiero.

Por que gracias a vos he descubierto,
(dirás que ya era hora y con razón),
que el amor es una bahía linda y generosa,
que se ilumina y se oscurece,
según venga la vida,
una bahía donde los barcos llegan y se van,
llegan con pájaros y augurios,
y se van con sirenas y nubarrones.
Una bahía linda y generosa,
Donde los barcos llegan y se van
Pero vos,
Por favor,
No te vayas

noviembre 16, 2008

Uno. (Tango)

Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina.

Uno va arrastrándose entre espinas, y en afán de dar su amor
sufre y se destroza, hasta entender que uno se quedó sin corazón.

Precio de castigo que uno entrega por un beso que no llega o un amor que lo engañó;
vacío ya de amar y de llorar tanta traición...

Si yo tuviera el corazón, el corazón que di; si yo pudiera, como ayer, querer sin presentir...

Es posible que a tus ojos, que hoy me gritan su cariño, los cerrara con mis besos
sin pensar que eran como esos otros ojos, los perversos, los que hundieron mi vivir...

Si yo tuviera el corazón, el mismo que perdí; si olvidara a aquel que ayer lo destrozó y pudiera amarte... Me abrazaría a tu ilusión para llorar tu amor...

Pero Dios te trajo a mi destino sin pensar que ya es muy tarde y no sabré cómo quererte.
Déjame que llore como aquél que sufre en vida la tortura de llorar su propia muerte.

Pura como sos, habrías salvado mi esperanza con tu amor.
Uno está tan ciego en su penar...
Uno está tan solo en su dolor...

Pero un frío cruel, que es peor que el odio, punto muerto de las almas, tumba horrenda de mi amor, maldijo para siempre y se robó toda ilusión...

noviembre 09, 2008

La hora de irnos.

Cuando se empieza la escuela se empiezan los amores. Los de primavera, los de besos en la puerta del salón con sabor a frutsi congelado.

Cuando se empieza la escuela elemental se comienzan los elementales sueños, los de a deveras. Los de convertirnos en grandes (y muy honestos) diplomáticos de la ONU, los de ser justos abogados de la paz, doctores de los incendios, bomberos del corazón, reinas de belleza o grandes escritores.

Cuando aprendemos a sumar, sumamos ambiciones con la confortabilísima seguridad de que tenemos toda la vida por delante. Y hasta se nos hace tanto el tiempo que jugamos a ser grandes, emocionados y ansiosos por todo lo que nuestros padres prometen que haremos.

Los amigos del colegio son eternos, y seguramente seguirán a nuestro lado hasta que nos hagamos viejitos y arrugados y jugando a los ladrones y a los policías, sin darnos cuenta se nos van pasando las tardes.

Y los amores dejan de tener escenario en la puerta de la escuela y los sueños dejan de ser tan honestos... y llega entonces la hora de irnos.

Sin saber muy bien a donde, tal vez siguiendo al sol o simplemente lejos de los juegos de niños. A lo mejor habrá que irnos de la ciudad pero sin duda, habrá que despedirnos.

Y puede ser como la peor de las tragedias o como quitarnos un peso de encima, eso depende de con que ganas hayas soñado de niño, o si solías ser el ladrón o el policía...

En todo caso, hay que decir adiós con dignidad, con clase y con amor.
Y no olvidarnos de dejar la puerta abierta, por si acaso queremos volver.